CHAKRAS CENTROS DE ENERGÍA SUTIL
La palabra chakra proviene del
sánscrito y significa rueda o disco. Descrito como
un remolino que gira, éste es un punto de intersección donde se encuentran la
mente y el cuerpo. También han recibido el nombre de lotos, con el que se
describe metafóricamente la apertura de un chakra.
Estas flores tienen carácter
sagrado en la India. Como brotan del barro, simbolizan el camino de la
evolución que recorre el ser, primitivo al principio, hasta el pleno
florecimiento de su conciencia; lo que
refleja el camino desde el chakra base, arraigado en la Tierra, hasta el loto
de mil pétalos de la corona. Y como el loto, los chakras tienen pétalos,
cuyo número varía de unos a otros. Al igual que las flores, pueden estar
cerrados o abiertos, marchitos o apuntando floración, según el estado de la
conciencia que contienen.
Estos centros
son puertas de acceso entre distintas dimensiones; en ellos la actividad de una
determinada dimensión, pongamos por caso la emotiva, conecta con otra e
interacciona con ella, como puede ser el cuerpo físico. Esta interacción, a su
vez, matiza nuestras actividades en el mundo exterior y nuestras relaciones con
los demás.
Tomemos por
ejemplo la experiencia emocional del miedo, que afecta de diferentes maneras a
nuestro organismo. Notamos un hormigueo en el estómago, se acelera la
respiración, la voz y las manos
tiemblan. Tales síntomas revelan nuestra falta de seguridad para
enfrentarnos al mundo y entonces somos tratados por los demás de forma
negativa, con lo que el miedo se perpetúa. Ni siquiera es necesario que derive
de ninguna circunstancia real y presente, sino que puede ser un residuo e la
infancia que, encerado todavía en el chakra, determina nuestro comportamiento.
Por esta razón, cultivar los chakras es sanarnos a nosotros mismos,
liberándonos de viejas pautas restrictivas alojadas en el cuerpo o en la mente,
o de comportamientos consolidados.
ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA
La suma total
de los chakras forma en nuestro cuerpo una columna vertical llamada Sushuna.
Esa columna es un canal integrador. Podemos concebirla como una superautopista
por donde viajan esas energías,
al igual que nuestras carreteras asfaltadas sirven para la distribución de las
mercancías del fabricante a los consumidores. Cabe decir que Sushuna transporta
las energías psíquicas desde su origen, conciencia pura (Dios, la Divinidad, la
Fuerza, la Mente Divina, la Naturaleza, etc.) al consumidor, que es el
individuo mental y físico, habitante del plano terrestre. Y podríamos
considerar a los chakras como grandes urbes localizadas a lo largo de esa
autopista, cada una de ellas responsable de producir su propia variedad de
artículos. Mejor aún sería visualizarlos no como ciudades, sino como cámaras
sagradas de un templo que es el organismo, donde la fuerza vital de la conciencia
puede confluir a diferentes niveles.
Tendidas junto
a esa carretera, alrededor de ella o cruzándola, encontramos numerosas vías
secundarias, como los meridianos de la acupuntura china y los miles de nadis
que los indios descubrieron en el cuerpo sutil. Representan algo así
como la red telefónica, las tuberías del gas o las canalizaciones. Son canales
especiales para determinados tipos de energía, todos los cuales pasan por el
mismo vórtice.
En el plano físico, guardan
correspondencia con los ganglios nerviosos, donde se registra una intensa
actividad, y también con las glándulas del sistema endocrino. Sin embargo, pese
a la interdependencia de los chakras con los sistemas nervioso y endocrino, no
debemos imaginar que sean sinónimos de ninguna estructura del cuerpo físico,
puesto que existen en el cuerpo sutil.
Sin embargo,
sus efectos sobre el cuerpo físico son intensos, como puede atestiguar
cualquiera que haya experimentado la energía de la Kundalini. Yo
opino que los chakras articulan el desarrollo de aquél, igual que la mente
actúa sobre nuestras emociones.
LOS CONTENIDOS |
El contenido de
los chakras se forma, en su mayor parte, por las pautas repetidas de nuestros
actos en la vida cotidiana, ya que nosotros mismos somos siempre el punto
central de dichas acciones. Los movimientos y los hábitos reiterados generan
formas y acciones en el mundo que nos rodea. No obstante, la programación que
recibimos de nuestros padres y nuestra cultura, la constitución corporal
física, las situaciones en que nacemos y la información acumulada en vidas
anteriores son también factores importantes.
Las pautas
contenidas en los chakras tienden a perpetuarse mediante esta interrelación con
el mundo exterior; de ahí la idea de karma, una pauta que se
forma a través de la acción. Debido a ello, sucede a veces que uno queda como
atrapado en la pauta de acción de algún chakra, que se reproduce sin cesar a sí
misma; es lo que se llama un bloqueo de ese chakra, y que nos
aprisiona en un nivel determinado, como puede ser una determinada relación
personal, un empleo, un hábito o, más a menudo, una cierta manera de pensar.
Dicho bloqueo puede ser consecuencia de la hiperactividad o, por
el contrario, del desarrollo insuficiente de uno de los chakras.
El objetivo de
nuestro trabajo es purificar los chakras eliminando pautas antiguas y no
beneficiosas, y dejando únicamente las influencias positivas, de modo que
nuestra energía vital pueda seguir desarrollándose en otros planos superiores.
Los chakras se asocian con siete niveles básicos de la conciencia; cuando
experimentamos la apertura de uno entramos en la comprensión del estado de
conciencia que se asocia a éste.
La cantidad de
energía que se encuentra en un plano determinado y su calidad dependen de si el
chakra respectivo se halla abierto o cerrado, o si domina la apertura y cierre
en los momentos oportunos; a su vez, ello determina el volumen de actividad y
la complejidad que somos capaces de soportar en cada nivel.
Desde el punto
de vista de la evolución, los chakras son paradigma de la conciencia que
prevalecen a escala mundial en una época determinada. La humanidad primitiva se
hallaba primordialmente bajo el influjo del primer chakra, cuando la
supervivencia era la finalidad principal de la cultura. La agricultura y la
navegación marcaron los comienzos de la era del segundo chakra. En el milenio
presente creo que estamos pasando de la era del tercer chakra, preocupada sobre
todo por el poder y la explotación de la energía, al cuarto chakra, que es el
dominio de la cordialidad, y cuyas manifestaciones son el amor y la compasión.
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